El segundo uso del poliuretano como material de construcción

En la actualidad, la mayoría de los hogares exigen materiales de alto rendimiento que sean fuertes, pero ligeros. Asimismo su funcionamiento y su instalación debe ser fácil para que éstos sean duraderos y también versátiles. La calidad y el rendimiento del material de construcción deben ser excepcionalmente confiables, ya que las personas se sentirán más seguras con el rendimiento que puede brindar sus productos.

Un elemento que ayuda a mejorar la construcción es el poliuretano. Éste es una resina termoplástica empleada en la fabricación de productos para sellantes y revestimientos y  que se presenta en varias formas.  

Sin embargo, los residuos de este plástico afecta en gran medida al medio ambiente. Hay que recordar que el consumo de poliuretano es alta y va creciendo aún más. Según la Unión Europea, en el 2017 se calculó 700.000 toneladas, de las cuales se estima que un 27 % termina en basureros.

El depósito de vertederos es una mala práctica común que no se debe realizar por los residuos que contaminan. Igualmente sucede con la incineración. Lo ideal sería que estos materiales se puedan reciclar y recibir para un mejor uso.

Y eso es lo que está sucediendo. Una investigación europeo llamada LIFE-REPOLYUSE, junto con la Universidad de Burgos (UBU), han abordado el problema del poliuretano para gestionarlo mediante el uso de técnicas novedosas de reducción y reutilización. Asimismo, lo novedoso es que los investigadores están tratando de incorporar este residuo a nuevos materiales de construcción, con el fin de prolongar su vida útil y tener un nuevo uso.

Los primeros resultados del Grupo de Investigación en Ingeniería de Edificación (GIIE) arrojaron que existe un posible uso sustancial en el yeso. Esto se debe que durante el proceso químico, se evidenció una resistencia mecánica flexiva y compresión a la reacción del fuego. Igualmente sucedió con su peso por unidad de área y su comportamiento térmico.

El proyecto LIFE-REPOLYUSE, iniciado a finales de 2017 con un presupuesto de 400.000 euros, todavía sigue avanzando con el proceso hasta que el producto pueda llegarse a comercializar.

 Se prevé lograr una reducción del 30 % en el consumo de energía y del 17 % en el consumo de agua en el proceso de construcción. Además una rebaja del 18 % en los costes de fabricación y operación, en comparación con los productos tradicionales en el mercado, por lo que el proyecto terminará realizando un gran beneficio al medio ambiente.

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